La diabetes es una enfermedad crónica en la que se produce una alteración del metabolismo de los azúcares debido a una carencia, parcial o total, de la hormona insulina o a una resistencia de las células del cuerpo a la acción de la insulina.
Las células metabolizan la glucosa para convertirla en una forma de energía útil: por ello el organismo necesita recibir glucosa (a través de los alimentos), absorberla (durante la digestión) para que circule en la sangre y se distribuya por todo el cuerpo, y que finalmente, de la sangre entre al interior de las células para que pueda ser utilizada. Esto último solo ocurre bajo los efectos de la insulina, una hormona secretada por el páncreas. Si esta es escasa o funciona mal, los azúcares se acumulan en la sangre, produciendo lo que se denomina hiperglucemia (niveles altos de glucosa en sangre).
Se calcula que en España entre el 3 y el 5% de la población es diabética, de los cuales la mayor parte (85%) sufren la llamada diabetes tipo II o del adulto (generalmente asociada a obesidad y sedentarismo así como a una resistencia de las células a la acción de la insulina), y en menor proporción (15%), la diabetes tipo I o infantil (generalmente debida a una falta parcial o total de producción de insulina por parte del páncreas). Existen otro tipo de diabetes, menos frecuentes, como la diabetes gestacional o subgrupos dentro de las tipo I y tipo II según su causa o características.
LOS SÍNTOMAS
Los principales síntomas que aparecen suelen ser la poliuria (diuresis o micción muy cuantiosa), polidipsia (sed persistente e incremento de ingesta de líquidos) y polifagia (incremento del apetito y de la ingesta de alimentos). Generalmente suele asociarse una pérdida de peso ligera-moderada a pesar del aumento de la ingesta de alimentos así como sensación de fatiga o cansancio. En ocasiones puede aparecer dolor abdominal, hormigueo en las extremidades, irritabilidad, nauseas y vómitos, alteraciones de la función eréctil en varones, perdida de la menstruación en mujeres, cambios en la agudeza visual y mal aliento. No obstante, en la diabetes ti-po II, estos síntomas son menos frecuentes, o aparecen de forma menos intensa que en la diabetes tipo I, siendo esta una de las causas por las que gran parte de los pacientes diabéticos tipo II no estén diagnosticados. Con todo, el diagnóstico se basa en los niveles altos de glucosa en sangre en ayunas, y debe ser realizado siempre por un médico.
A largo plazo, los niveles altos de glucemia afectan a múltiples órganos, produciendo alteraciones a nivel renal, de la circulación de pequeño y gran vaso ocasionando a su vez retinopatía y desarrollo de enfermedad coronaria así como elevando el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares y alteraciones a nivel del hígado.
Causas más comunes
• En la diabetes tipo I sueele existir cierta predisposición genética, aunque también puede ser secundaria a infecciones víricas que pueden desencadenar reacciones de autoinmunidad con destrucción de las células pancreáticas que secretan la insulina.
• En la diabetes tipo II están implicados factores genéticos aunque actualmente se piensa que los factores más importantes en la aparición de una diabetes tipo 2 son, además de una posible resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, el exceso de peso y la falta de ejercicio. De hecho, la obesidad abdominal se asocia con elevados niveles de ácidos grasos libres, los que podrían participar en la aparición de la resistencia a la insulina y en el daño a la célula beta-pancreática, productora de insulina. La actividad física mejora la administración de las reservas de azúcares del cuerpo y actúa de reguladora de las glucemias.
El tratamiento dietético
Los expertos en Nutrición remarcan la importancia que tiene una alimentación adecuada en la prevención de la diabetes mellitus. Así mismo insisten en la necesidad realizar educación diabetológica y nutricional monitorizada e individualizada.
EI cuidado de la alimentación de la persona con diabetes forma parte de su tratamiento, por lo tanto no se puede hablar de tipos de alimentos y cantidades sin hablar también de actividad física, horarios habituales, medicación que toma, la existencia de otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión o la hipercolesterolemia.
En general, los puntos más importantes a tener en cuenta son los siguientes:
• La dieta debe ser individualizada, variada y equilibrada.
• Fraccionar la ingesta en 5-6 tomas al día, de poca-moderada cantidad.
• Deben seguirse horarios regulares de las comidas.
• La dieta debe complementarse con una pauta de actividad física moderada.
• Debe ser rica en fibra ya que regula de los niveles de glucosa en sangre.
• Debe ser pobre en grasas saturadas y colesterol.
• Se recomienda sustituir el azúcar o la miel por edulcorantes no nutritivos tales como la sacarina, el ciclamato, el aspartamo y el sorbitol.
Pilares básicos del tratamiento y la prevención
Llevar a cabo una dieta equilibrada (Ia conocida dieta mediterránea), es un aspecto fundamental tanto para la prevención como para el paciente diabético, ya que colabora en la regulación de los niveles de azúcar en la sangre y previene posibles complicaciones a corto plazo. Así mismo, se recomienda la práctica regular de ejercicio físico ya que mejora los niveles de colesterol, la circulación periférica, permite controlar el peso,
la regulación de la tensión arterial así como mejorar el metabolismo de los azúcares, permitiendo una aprovechamiento más eficaz de estos por los músculos. Caminar entre 1 y 2 horas al día es suficiente para notar estos efectos.
En las personas diabéticas es fundamental controlar el resto de factores de riesgo cardiovascular para prevenir la aparición de enfermedad coronaria y cerebrovascular:
• Control estricto de las cifras de ténsion arterial.
• Control de peso. Evitar la obesidad y sobrepeso.
• Control estricto de los niveles de lípidos en sangre (colesterol y trigli-céridos)
• Abandono del tabaco y el alcohol.
• Evitar el sedentarismo, realizar actividad física moderada diaria.
¿Que alimentos se aconsejan y cuáles no?
Los alimentos aconsejados son los siguientes:
• Leche y lácteos:
Leche semidesnatada o desnatada, pero en especial, se recomienda consumir con mayor frecuencia derivados lácteos poco grasos y no azucarados.
• Carnes, pescado, huevos y derivados:
Preferiblemente consumir carnes poco grasas, como las carnes blancas (pavo, pollo o conejo).
• Cereales y patatas:
Combinar con verduras y otros alimentos ricos en fibra para mejorar el control de glucemia.
• Legumbres:
Combinar con verduras y otros alimentos ricos en fibra' para mejorar el control de glucemia.
• Verduras y hortalizas:
Todas, incluirlas en la mayoría de tomas.
• Bebidas:
Agua, caldos desgrasados, infusiones, zumos naturales y licuados de frutas sin azucarar.
• Grasas:
Aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja), mantequilla y margarinas vegetales y frutos secos.
En cambio, hay que vigilar especialmente el consumo de los siguientes alimentos:
• Leche y lacteos:
Limitar los más grasos y evitar todos aquellos azucarados.
• Carnes y pescados:
Productos de charcutería y vísceras, pescados en conserva, salazón o ahumados.
• Cereales:
Galletas, pasteles y bollería industrial en general .
• Legumbres:
Evitar la preparación con embutidos grasos como tocino o chorizo.
• Frutas:
Fruta en almibar, confitadas o escarchadas.
• Bebidas:
Zumos y refrescos azucarados, bebidas alcohólicas.
• Grasas:
Nata, manteca, tocino y sebos.
• Otros:
Chocolate, miel y mermeladas convencionales, gelatinas de frutas azucaradas.
• Edulcorantes:
Evitar el azúcar comun o la sacarosa.
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