Aunque siempre es recomendable seguir una dieta sana, hay etapas fisiológicas donde hacerlo es fundamental. Una de estas etapas es el embarazo.

La alimentación previa al embarazo es importante ya que tiene influencia sobre la fertilidad y además puede ayudar a prevenir malformaciones en el feto. Las carencias alimenticias de una mujer suelen agravarse durante la gestación debido al estrés metabólico al que se somete el cuerpo de la madre. Por eso es fundamental mantener una dieta variada y equilibrada ya cuando se decida quedarse embarazada, siempre que sea posible.

El embarazo supone un gasto energético importante para la madre, de unas 75.000 a 80.000 KCal en total aproximadamente. La mujer embarazada debe seguir una dieta variada para asegurar el aporte de todos los nutrientes al feto y también debe realizar un aporte energético suplementario para garantizar el crecimiento y desarrollo del futuro bebe.

CON CUIDADO
Pero todo esto no quiere decir que la madre deba comer por dos. De hecho, el aporte energético que debe añadirse sobre una dieta normal equilibrada es de unas 150 KCal diarias mas durante el primer trimestre y en torno a unas 300 KCal diarias mas durante el resto de la gestación. Además, este aporte energético extra es mejor realizarlo repartiéndolo en varias tomas de comida al día (entre 4 y 6) incluyendo una toma a media mañana y la merienda.

Por este motivo las dietas de adelgazamiento durante el embarazo deben evitarse por completo, ya que en realidad la mujer debe aumentar un total de entre 8 y12 Kg. de media durante un embarazo normal. Además, en todos los casos debe llevarse un control estricto del peso y de la evolución general de la gestación por parte del ginecólogo, que será quien controlara el embarazo, el desarrollo fetal y la salud de la madre así como la evolución de a ganancia de peso, tanto de la madre como del futuro bebe y marcará las pautas dietéticas a seguir en cada caso.



La pirosis


La pirosis o acidez es muy común durante el embarazo, especialmente en el tercer trimestre, debido a la compresión del estómago por el crecimiento uterino, que facilita el reflujo gastroesofágico.

Este consiste en el paso de acido del estomago hacia el esófago. Los síntomas principales son sensación de ardor en la parte inferior del tórax que se desplaza hacia arriba alcanzando la garganta, y que algunas veces viene acompañada de regurgitación de líquido, que deja un sabor amargo en la boca.

Para evitarlo podemos tomar algunas medidas, como por ejemplo evitar acostarse justo después de las comidas, elevar la cabecera de la cama a 45 grados para mantener el jugo gástrico en el estómago, evitar aquellos alimentos que contribuyan a irritar la pared del esófago como condimentos picantes, frutas cítricas, platos con tomate o salsa de tomate, repartir las comidas en varias tomas de menor cantidad para favorecer una digestión más rápida, consumir los líquidos fuera de las comidas para evitar el aumento de volumen del estómago.

En cualquier caso, deberemos consultar siempre con el médico antes de tomar cualquier medicamento si estas medidas no son eficaces .



Alimentos indispensables en el menú


•Lácteos. Son una fuente de proteínas de alto valor biológico así como calcio, vitaminas B2, A Y D. Deben consumirse a diario de 3 a 4 raciones (cada ración equivale a 1 vaso de leche o 2 yogures o 150 g de queso fresco).

•Carnes, pescados, huevos y derivados. Son fuente de proteínas de alto valor biológico y de hierro de facil absorción. Aportan los aminoá¬cidos esenciales necesarios para el desarrollo del feto. EI pescado azul aporta ácidos grasos omega-3 fundamentales para la formación del sistema nervioso del bebe. Deben consumirse 2-3 raciones al día. Cada ración equivale a 1 filete de carne roja o de polio o de pescado.

• Cereales, patatas y legumbres. Son una de las fuentes principales de energía ya que aportan hidratos de carbono complejos. Deben consumirse de 6 a 11 raciones diarias. Cada ración equivale a 1 rebanada de pan o 150 g de cereales o 150 g de pasta.

• Verduras y hortalizas. Aportan fibra que favorece el transito gastrointestinal así como vitaminas hidrosolubles y sales minerales. Deben consumirse de 3 a 5 raciones al día. Cada ración equivale a una taza de verduras crudas o media taza de verdura cocida.

Frutas. Aportan hidratos de carbono simples y son fuente de vitaminas, sales minerales y fibra. Si se toman crudas son una importante fuente de vitamina C y carotenos. Deben consumirse de 2 a 4 raciones al día. Cada ración equivale a media taza de fruta cortada o una pera o una manzana o 3 ciruelas.

• Azúcar y dulces. Debe controlarse la ingesta ya que aportan gran cantidad de hidratos de carbono simples sin un alto valor nutricional. Consumir unicamente de forma esporádica.

• Líquidos. Deben consumirse entre 1'5 y 2 litros de agua al día, complementado con zumo de frutas sin azucarar, caldos e infusiones suaves.


Fuente: Cocina Sana y Natural
Dra. Marta Díaz Médica especializada en cardiología.


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