Uno de los componentes principales de la hemoglobina es el hierro, que a su vez es el responsable de dar el color rojo a nuestra sangre.


La sangre está constituida, entre otros elementos, por los glóbulos rojos o hematíes, que contienen hemoglobina, una sustancia que tiene la capacidad de fijar oxígeno y permitir su transporte desde los pulmones al resto del organismo. Los glóbulos rojos se originan en la médula ósea, a partir de las llamadas células madre, y que en condiciones normales es capaz de sustituir aproximadamente el 1 % de nuestros glóbulos rojos diariamente. La vida media de los hematíes es de entre 90 y 120 días, en función de factores diversos como la alimentación, la edad o las enfermedades que podamos sufrir.


LA ANEMIA
Como norma general, hablamos de anemia cuando los niveles de hemoglobina disminuyen en la sangre. En estos casos, el menor aporte de oxígeno a nuestros tejidos será el responsable de la aparición de los síntomas de la anemia, ya que el oxígeno es un elemento fundamental para todas las reacciones bioquímicas que se originan en nuestros tejidos. Así las cosas, los síntomas que pueden aparecer en la anemia son muy variables, dependiendo del tipo y grado de anemia, pero entre los más frecuentes podemos enumerar los siguientes:


• Cansancio y debilidad.
Palidez de piel y mucosas.
Mareos.
Dolores de cabeza.
Palpitaciones.
• Sensación de falta de aire
al realizar actividades que previamente se realizaban con normalidad.
Alteraciones de la menstruación.
Irritabilidad.
Pigmentación amarillenta de piel y mucosas, muy frecuente en las anemias con elevada destrucción de hematíes.


En cualquier caso, hay que tener en cuenta que estos son sólo algunos de los síntomas que pueden aparecer en caso de anemia y que su intensidad dependerá de muchos otros factores. Por lo tanto, siempre debe ser el médico, a través de unos análisis, el que determine si sufrimos anemia y en que grado.




El médico es fundamental

El diagnóstico y tratamiento inicial de las anemias debe ser realizado siempre por un médico, que las detectara normalmente a partir de la realización de un análisis de sangre, ya sea rutinario o porque se sospecha que los síntomas que pueda tener el paciente se corresponden con una anemia. Es importante que sea un profesional de la medicina quien determine los pasos a seguir ya que en muchos casos no bastará con un mayor aporte de hierro y vitaminas para la curación, ya que debe diagnosticarse el mecanismo subyacente de la anemia y corregirlo, algo que no siempre es sencillo y que puede requerir la realización de más pruebas diagnósticas.


En aquellas anemias cuyo origen sea un déficit nutricional de hierro, vitamina B12 o ácido fólico, la correcta alimentación y unos buenos hábitos nutricionales serán fundamentales para su corrección y prevención de futuros episodios. Sera el médico quien nos oriente sobre la mejor forma de superar y prevenir en el futuro la situación.



Algunos alimentos que pueden ayudar a superar una anemia


En aquellas anemias cuyo origen es nutricional podemos llevar a cabo una serie de modificaciones en nuestra dieta que nos darán un mayor aporte de ácido fólico. Para ello debemos enriquecer nuestra dieta con:

Verduras, especialmente importantes son los vegetales de hojas verdes, como las espinacas, coles, endibias, acelgas, esparragos o brócoli.
Legumbres, como por ejemplo judías secas, garbanzos, lentejas y habas.
Cereales, como el trigo, el arroz y el maíz. En este sentido, lograremos un mayor aporte de ácido fólico si son cereales integrales.
Frutas, como los cítricos (naranjas y limones), platanos y melones.
Carnes. Es especialmente rico en ácido fólico el hígado, sobre todo de pollo y de ternera.
Frutos secos. Casi todos son ricos en hierro, pero los maníes o los cacahuetes estan especialmente indicados.
Patatas. Muy fáciles de incorporar a la dieta y muy ricas en vitamina B12.


La fruta y la verdura hay que tomarla fresca para que no pierdan sus propiedades.Aunque los productos congelados no disminuyen la calidad de los nutrientes, es aconsejable que los alimentos estén poco procesados. Los zumos hay que tomarlos recien exprimidos, ya que a los 20 minutos pierden parte de sus vitaminas. La cocción de las verduras tambien altera sus propiedades nutricionales, por lo que siempre que sea posible, es aconsejable consumirlas crudas.


Diferentes tipos de anemia

Las anemias, en función de la causa que las origine, se clasifican en varios grupos, cada uno de los cuales con un tratamiento recomendado específico.


ANEMIAS HIPO-PROLIFERATIVAS:

Son las más frecuentes y se deben a una disminución en la formación de glóbulos rojos. En este grupo encontramos, por ejemplo, la anemia ferropénica, causada por una disminución de las reservas de hierro en el organismo; la anemia de las enfermedades crónicas, asociada a situaciones de inflamación aguda o crónica; la anemia de la insuficiencia renal, provocada por un mal funcionamiento de los riñones; y la anemia de los estados hipometabólicos, causada por estados carenciales, malnutri-ción proteica ...

HEMOGLOBINOPATIAS:

En este caso encontramos una afectación en la estructura, la función o la producción de hemoglobina. Suelen ser anemias hereditarias. Entre ellas encontramos la anemia falciforme o drepanocitosis, la metahemoglobinemia, la persistencia hereditaria de hemoglobina fetal y las talasemias.


ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS:

Se deben a una alteración de la síntesis de ADN por lo que las células más afectadas son aquellas con un recambio más elevado: las células sanguíneas y las del epitelio intestinal. La mayoría se deben a un déficit de vitamina B12, ácido fólico o de ambos, que son fundamentales para la división celular.

ANEMIAS HEMOLITICAS Y POR PERDIDA DE SANGRE:

Se deben a una pérdida de hematíes por una hemorragia o bien a la destrucción prematura de los hematíes.

SINDROMES DE HIPOFUNCION MEDULAR: 

En estos casos no solo encontramos anemia sino una disminución del nivel de todas las células que se originan en la medula ósea glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Se debe a una disminución de las células precursoras de las células sanguíneas en la médula ósea y a una disminución de la formación de ceéulas sanguíneas.

La importancia de la nutrición


Cuando la anemia está provocada por un bajo aporte de hierro en la dieta el tratamiento dietético es complementario al tratamiento farmacológico y está orientado a incluir en la alimentación diaria alimentos ricos en hierro de fácil absorción y otros alimentos, que por su composición nutricional favorecen la absorción tanto del hierro aportado a través de los alimentos como del hierro administrado farmacológicamente.

La absorción de hierro depende de la forma química en la que se encuentre este mineral en los alimentos. Así, el hierro contenido en los alimentos de origen animal (carne, hígado, pescados y yema de huevo) es hierro hemo y se absorbe mejor que el hierro no hemo, aportado por los vegetales. Además, hay nutrientes que favorecen la absorción de hierro de los alimentos como la vitamina C y las proteínas, entre otros, y otros que interfieren en ella, como el café, el té o las espinacas entre otros.

Cuando el problema es un bajo aporte de vitamina B12 debemos tener en cuenta que esta se encuentra principalmente en alimentos de origen animal, por lo que las dietas vegetarianas estrictas pueden ser deficitarias en esta vitamina. Se encuentra principalmente en los huevos, la carne de res y de aves, mariscos, leche y sus derivados, por lo que una dieta sana y equilibrada no debe presentar déficit de vitamina B12.

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2 Comments:

  1. MARIA LUISA Y ANAROSAN said...
    Me parece una buena solución, habrá que probarla, la cena es a veces en casa un poco cargada y sobre todo si viene alguíen a visitarnos, si no te importa, me gusta lo que escribes y me parece muy interesante, aunque no me haya dado mucho tiempo a ver todo, nos hacemos seguidoras tuyas ¿te parece? Un saludo. Luisa.
    Mar said...
    Me parece jeje..
    Estoy encantada con que os guste mi blog y os hagais seguidoras..
    Saludos.. !!!

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