Los alimentos energéticos, como los cereales o las legumbres, nos ayudan en nuestro día a día y nos aportan muchísimos beneficios para nuestro organismo.

La alimentación no solo nos proporciona aquellos nutrientes necesarios para respirar y para que nuestro corazón siga latiendo, es decir, para hacer nuestras funciones vitales. Si sabemos cómo y cuándo aprovechar todo su potencial, cada alimento puede ofrecemos una serie de ventajas que nuestro cuerpo agradecerá, y mucho, especialmente en épocas en las que necesitamos un aporte extra de energía.

Estamos hablando, sobre todo, de aquellos alimentos energéticos, ricos en hidratos de carbono y lípidos, que permiten que desarrollemos nuestras actividades cotidianas con normalidad.

Dentro de este grupo de alimentos estaríamos hablando de los cereales (arroz, pasta, pan), las legumbres en todas sus variedades, los tubérculos, la fruta seca, etc.

Cabe destacar que tanto los cereales como las legumbres son una buena fuente de proteínas, minerales y vitaminas, como también lo es fibra que, además, ayuda a regular el tránsito intestinal.

VIGILAR LOS EXCESOS

Aunque los alimentos energéticos sean beneficiosos y necesarios para nuestro organismo, no se pueden consumir en exceso ya que, si lo hacemos, parte de este exceso se deposita en el hígado y los músculos en forma de reserva de energía, y otra parte se convierte en grasa que se almacena en el tejido graso o adiposo. Por otro lado, siempre es más saludable, si se quiere conseguir más energía, obtenerla de los alimentos anteriormente mencionados y no de la bollería industrial o de la pastelería.

No olvidemos que las legumbres y cereales forman parte de la tan valorada dieta mediterránea.

Por lo tanto, la solución es encontrar el equilibrio para que aumentar nuestra vitalidad no se traduzca en un incremento de peso. Para ello, es importante recordar la recomendación de consumir semanalmente entre 2 y 4 raciones de legumbres, y entre 3 y 7 de frutos secos. Por otro lado, los expertos en nutrición aconsejan comer entre 4 y 6 raciones diarias de pan, cereales integrales, arroz, pasta y patatas.

Otra manera de evitar los excesos de hidratos de carbono y grasas en nuestra dieta es saber combinar los alimentos. Por ejemplo, es mucho más saludable combinar un plato de legumbres con tomates, judías verdes o cualquier otra hortaliza de temporada o, si se prefiere añadirle una dosis de proteínas, como pescado. Y como aderezo, nada mejor que el del aceite de oliva.

Fuente: Cocina Sana y Natural
Dra. Marta Díaz, Médico especializada en cardiología

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